EVASIÓN FISCAL: ¿QUIÉN ES RESPONSABLE DEL CASCABEL DEL GATO?

 


CASO I:

*Hola “gord”, ¿Cómo estás? ¿A vos te parece bien que el estado siga subvencionado a vagos que lo único que hacen es cobrar planes sociales? Estamos en pandemia y, en lugar de ayudar a quienes trabajamos todos los días, ayuda a “planeros” vagos.

** (Yo) Pero… ¿a qué te referís? Por lo que tengo entendido el Ingreso Familiar de Emergencia alcanza a trabajadores informales, monotributistas sociales, monotributistas de categorías A y B, personal doméstico y beneficiarios de AUH-AUE o Progresar. Del mismo modo, está en vigencia la compensación del 50% salarial para empresas afectadas en sus ventas y facturación, además de la postergación de las contribuciones salariales y los créditos a tasa 0% para monotributustas y autónomos.

                Vos debieras estar alcanzada por alguna categoría dada tu actividad.

*NO. No lo estoy porque no tengo declarada mi actividad y, por lo tanto, no tributo.  

CASO II:

*Buen día Doctora. Tengo una situación con mi empleada doméstica.  De común acuerdo hemos decidido rescindir el vínculo, pero necesito asesorarme para evitar tener un dolor de cabeza.

** (Yo) Bien. ¿Cuánto hace que trabaja para Usted? ¿Se encuentra debidamente registrada?

*Casi 4 (cuatro) años. Y no, nunca la registre porque ella “prefería” trabajar en negro para seguir cobrando los planes.

**Entiendo, pero no se trata de una "preferencia". Se trata de una obligación que a Usted hoy le puede generar responsabilidades.

*Pero solo venia unas horas, unas pocas veces en la semana. ¿Cómo podemos arreglarlo?

CASO III:

*Abrimos un negocio tres meses antes de la pandemia y todo nos cuesta mucho. Quisimos poner a un empleado en blanco pero, para tener todo en regla, debíamos pagar un sueldo más en contribuciones. Es todo muy injusto.

**Si, es verdad lo que decís… pero te pregunto, ¿a cuántos conocemos, vos y yo, que hablan de aportar, pagar, contribuir y producir, cuando la única re-inversión que han hecho en su vida fue comprar dólares para colocar en bancos extranjeros? O lo que es peor, ¿a cuántos conocemos que difaman abiertamente contra un sistema de gobierno que les permitió acceder a una jubilación sin una mínima cuota de aportes?

Pero en algo coincidimos amigo: es muy injusto.   

 

Las tres situaciones narradas me han sucedido en los últimos días. Un claro y descriptivo ejemplo del argentino genuino frente a los compromisos fiscales.    

Y en éste marco, pienso en las batallas ideológicas que se libran a diario y que procuran justificar las razones de una Argentina en decadencia (como duele escribirlo).  

Considero que a nadie le gusta vivir de planes sociales. A nadie. Por la simple razón de que el trabajo DIGNIFICA. No es un problema de “gobiernos”; es un valor y un derecho fundamental innato, inviolable e intangible de la persona, que nace en el hogar y se cimienta en sociedad. Y sí en algún momento de este andar temporal se perdió en el camino el valor digno de trabajar para “ganarse el pan con esfuerzo y sacrificio”, alguna responsabilidad nos cabe a todos.

También considero que aquellas eficaces costumbres, edificadas por nuestro padres y/o abuelos que nos permitió ser “el granero del mundo”, consolidando un país próspero y productivo en base al libre comercio, la producción y la exportación, han naufragado por la competencia desigual, los intermediarios sectoriales y las circunstancias mundiales. Es un relato que se disuelve en el tiempo la historia del abuelo inmigrante que llegaba al país hambriento del “hacerse la América”, trabajando día y noche y re-invirtiendo sus ganancias para procurar un mejor futuro para su familia. Hijos y nietos que podrán estudiar y gozar de aquellas cosas que siempre falto en la Europa destruida, pero que no sabrán del trabajo arduo y sacrificado. Ya no existe la “re-inversión económica” como factor esencial para generar mayor empleo. Hoy las ganancias son para invertir en moneda extranjera o colocar capitales en paraísos fiscales que otorgarán mayores dividendos; forma confortable de obtener réditos sin esfuerzo. Hay que aggiornarse a una nueva y triste realidad.

Entonces, ¿a quién culpamos? Es más fácil al otro: El pobre al rico, el rico al pobre. El trabajador al empleador, el empleador al trabajador; el  productor al obrero, el obrero al productor. 

Quizás debiéramos dejar a acusar a otros, intentando evaluar las circunstancias de cada uno que, inconsciente o conscientemente, nos lleva a colaborar de manera funesta con la situación económica y social del país. Una utopía, lo sé.

En mi pensamiento tengo en claro que una sola razón, válida e irrefutable, responde a la penosa situación socio-económica que desde hace tiempo vivimos: la EVASION FISCAL. Hábito arraigado en la “viveza criolla” y con efectos nocivos que se han proyectado sobre la competitividad, la inversión, las exportaciones y la equidad distributiva.

Sí. EQUIDAD DISTRIBUTIVA. Esa que con mi amigo coincidíamos al decir: “es tan injusto”.

Conforme un estudio realizado por el Contador Walter Agosto[i], “el sistema tributario nacional descansa en tres fuentes de recursos fundamentales: IVA, Impuesto a las Ganancias y Contribuciones a la Seguridad Social, que en conjunto representan el 77% de la recaudación total. Con menor incidencia aparecen impuestos extraordinarios como Créditos y Débitos Bancarios y Derechos de Exportación que llegaron a representar el 17% de la recaudación en 2010, reduciendo su participación a 9% en el año 2015. El resto de la recaudación proviene de un conjunto de impuestos de menor poder recaudatorio.

Según agrega, “la presión tributaria en Argentina es similar a la de países desarrollados, aunque con un ingreso per cápita inferior. Superando la carga tributaria promedio de América Latina —23% del PIB—, la presión tributaria consolidada en el país asciende a 34%, similar al 34,3% que, en promedio, presentan los países de la OCDE.”[ii] (El resaltado me pertenece).

En Argentina la tasa de evasión del IVA fue estimada en 20%. En el caso del impuesto a la renta, la tasa de evasión conjunta alcanzaba 49,7% y, en el caso al Impuesto a las Ganancias el grado de evasión ronda 50%, dando indicios de que, más allá de los avances, resulta necesario mejorar la administración tributaria no sólo nacional sino también provincial.”

Sostiene que “un capítulo aparte lo constituye la densa trama de exenciones vigentes, que benefician a diversas actividades o sectores, limitando las bases tributarias y contribuyendo a la complejidad del sistema impositivo.” [iii]

Y me atrevo agregar que otro capítulo especial merece la evasión laboral sustentada en la no registración del empleado en los libros contables; la falta de alta en el AFIP y la ausencia de los aportes previsionales correspondientes, como así también, la errónea registración que no contiene datos reales de fecha de ingreso, categoría y horas trabajadas.

Sin duda, como lo menciona el contador Agosto, "esta presión tributaria creciente repercute de manera diferenciada en los contribuyentes formales, que deben soportar una carga muy superior y de escasa legitimidad, teniendo en cuenta la cantidad y calidad de bienes públicos que suministra el Estado."

Es lo injusto.

Pues bien, lamento informarle que de esa evasión fiscal no son responsables los trabajadores. Por el contrario: si se hiciera un relevamiento de las ganancias obtenidas por cada sector empresarial y productivo, porcentaje de reinversión utilizado en el país, aportes, impuestos y contribuciones efectuadas, las evidencias demostrarían claramente hacia donde apuntan las responsabilidades.  

El “planero”, el beneficiario de una contribución, el desempleado, los que perciben AUH, pymes y otras tantas ayudas sociales, se encuentran registrados para el estado, y por ello podernos realizar  relevamientos anuales de control. (Claro está que obviando la corrupción que las rodea; circunstancia que no desconozco ni aplaudo, pero que no infieren porcentualmente hablando en la situación evasiva económica y fiscal).  

En tanto que el fraude, la evasión y la percepción indebida de muchas asistencias sociales (jubilaciones) promovidas en base a declaraciones falsas y nunca demostradas, constituyen un delito tipificado cuya demostración, control y seguimiento se encuentra desvirtuado, por ende de difícil seguimiento. 

Todos sabemos que la pérdida potencial de recursos que implica la evasión limita el espacio fiscal con que puede contar un estado para lograr objetivos a través de la política fiscal, como la estabilización, la provisión de bienes y servicios públicos y la redistribución del ingreso y la riqueza. [iv]

Lo sabemos, pero lo desvirtuamos en razones ajenas, sustentadas en ideologías políticas opuestas.

Y así, seguimos andando en éste viejo carrusel de culpas y responsabilidades entre quienes “dicen” producir y quienes “dicen” trabajar, intentando afianzar una Argentina prospera, segura y económicamente estable. 

Imposible. Improbable. Inviable.

¿Entonces?… ¿Quién es responsable del cascabel del gato?  



[i] Magíster en Administración Pública, Universidad Nacional del Litoral. Posgrado en Políticas Sociales, Universidad General San Martín (UNGSAM). Contador Público Nacional, Universidad Nacional del Litoral.

[ii] Lista de los países miembros de la OCDE por orden alfabético : Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Canadá, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Japón, Luxemburgo, México, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, República Eslovaca, Reino Unido, Suecia, Suiza, Turquía.

[iv] (Gómez Sabaini, Jiménez y Podestá, 2010).

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